Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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"Uno no puede elegir algunas cosas, pero sí cómo salir adelante"

Nora Tortello perdió tres familiares en accidentes. “Estrellas Amarillas” le dio un lugar para encauzar ese dolor.
Fotos: Emmanuel Briane-LN.

Por Claudio Rodríguez Kiser / crodriguez@lanueva.com

   A veces la vida nos pega donde más nos duele. Con Nora Tortello no ha tenido compasión y la sometió a una prueba tras otra.

   En 2007 perdió a su hijo en un accidente de tránsito, previamente soportó el fallecimiento de un hermano en circunstancias similares, y en los últimos días sufrió la muerte de otro familiar en un siniestro ocurrido en el interior del Parque de Mayo.

   Evidentemente es mucho dolor para una persona, aunque esta mujer de 53 años saca fuerza de donde no tiene para seguir adelante y encontrarle un sentido a todo esto.

   En esa búsqueda halló en la ONG “Estrellas Amarillas”, de la que es secretaria, un lugar para poder trabajar, apoyar a las familias de las víctimas y crear conciencia para prevenir accidentes.

   Nora afirma que “las heridas no se curan jamás” y relata que tomó conocimiento del deceso del hijo de su primo horas después de pintar una estrella en recuerdo de Diego Ruviera, un agente de la Guardia Urbana que murió el mes pasado como consecuencia de las lesiones sufridas en un siniestro ocurrido en Manuel Molina y Sixto Laspiur.

   “Me enteré al otro día y para mí fue rebobinar una película. Me llevó hasta el día del fallecimiento de mi hijo. No me quedaba otra que acompañarlos en ese momento, porque ellos estuvieron conmigo antes”.

   Julián Olea (22) perdió la vida el 17 de marzo, cuando la moto en la que circulaba colisionó contra un árbol en el interior del paseó bahiense. También falleció Marcos Jesús Sachcovski (21).

   “Fue un fin de semana bastante duro, emotivo, conmovedor y doloroso. Si bien van pasando los años, uno va aprendiendo a manejar el dolor, pero hay situaciones que reabren las heridas”, admite.

“Te desintegra”

   Explica que en el velatorio se estrechó en un fuerte abrazo con Doris, madre del chico, quien le preguntó cómo se hacía para soportar el dolor.

   “Le respondí que no había palabras en ese momento. Solo era necesario acompañar. Cuando me abrazó el padre, mi primo, me dijo: 'vos sí que sabés de esto'. Fue muy fuerte y me costó recuperarme. No pensé que iba a pasar de nuevo por todo esto”.

   Dice que esa situación la hizo ver nuevamente a sus familiares "destrozados" y recordar el lamento de su padre.

   “En 2007 él me decía que todo esto que pasaba lo sufría por partida doble, ya que en 1980 perdí a mi hermano Néstor luego de ser embestido por un individuo alcoholizado, quien mató a tres personas en total”

   “Debieron pasar 27 años para que entendiera el dolor de mi madre al perder a su hijo. Es algo que te desintegra, pero también me tocó contener a mis hijas. En ese momento tocás fondo y no te queda otra que resurgir”.

   De todas maneras, confiesa que no supo qué decirle a su primo.

   “A uno le parece todo una pesadilla. Cada uno lo tiene que asimilar a su manera. Hoy, en mi caso, aún no acepto lo que me pasó”.

Preguntas y respuestas

   Nora señala luego que “a la madre de Julián le dije que se iba a hacer muchísimas preguntas y no iba a tener respuestas hasta que el tiempo lo diga. Recuerdo que cuando falleció mi hermano, una novia puso una plaquita diciendo 'el señor necesitaba un ángel y te eligió a vos'”.

   Al referirse al caso de su hijo indica que “siempre pensé que si hubo negligencia, imprudencia, responsabilidad absoluta o no de él, se podía haber evitado y él lo pagó con su vida. Y eso no fue porque uno no le haya hablado, porque recuerdo que cuando se compró su moto yo no imaginé que podía pasar algo y confiaba en él”.

   Afirma que accedieron porque siempre fue prudente, “pero muchas veces los hijos no actúan en la calle de la misma manera que en casa”.

   Resalta que a Ricardo siempre le decía que “tenía que pensar antes de hacer las cosas”.

   “En un primer momento me enojé con la vida y con él. Uno no puede elegir algunas cosas, pero sí cómo salir adelante”, sostiene.

   Asegura que el dolor por la muerte de un hijo es muy fuerte.

   “A veces siento que está con nosotros, porque a muchas mamás nos pasó. Ellos nos allanan el camino y nada es por casualidad, sino por causalidad. Solo muere lo que se olvida, y es por eso que, con el tiempo, comencé a tratar de recordarlo de la mejor manera. Con sus dichos, sus frases, sus cosas...”.

   Afirma que todo eso le enseñó a ser mejor persona.

   "Me permitió tener empatía por el otro y a vivir hoy. El tiempo es el que todo lo puede, si bien las heridas quedan”,

   Agrega que “en el grupo de Estrellas Amarillas la mayoría se quiere ir con su hijo o se pregunta por qué no le toco a uno. Recién con el tiempo vas aprendiendo, aunque hay preguntas que no tienen respuestas, pero cuando hay más hijos, ellos son los que te dan el sacudón”.

   Finalmente, la mujer, que se desempeña como acompañante terapéutico, cuenta la forma en que aprendió a soportar la situación.

   “Me apoyé mucho en mi madre, que ya lo había vivido. También hice terapia, algo que siempre sugerimos, ya sea personal o de familia. También participé en el grupo Renacer durante algunas reuniones”.

Ayuda y contención

   En 2010 la ONG comenzó a funcionar en nuestra ciudad y Nora llegó para pedir una estrella para su hijo, la que fue pintada un año después en avenida Dasso al 2550.

   “Al principio solo escuchaba, no hablaba. Con el correr del tiempo comencé a participar y encontré mi sentido de pertenencia al grupo. Hoy tengo la camiseta puesta de lo que hago. Le dedico tiempo y reconozco el valor y la importancia que tiene para esa persona que está en la misma situación que yo”.

   Destaca la figura de Marcos Navarrete, presidente de la agrupación.

   “Le agradecemos a la gente como él, que no ha perdido ningún familiar y está a la par nuestra. Ese compromiso social y con el prójimo es lo que necesitamos”.

   Considera que en el grupo encontró un espacio para ayudar y contener a otros que pasan por la misma situación.

   Sostiene que el gobierno municipal los debería invitar a participar cuando realizan controles.

   “Todo lo que hacemos sale de nosotros, porque no contamos con subsidio y es todo a pulmón. Nos gustaría tener un poco más de participación, porque controles hay. No podemos acostumbrarnos a que todos los fines de semana haya dos o tres jóvenes muertos. A nivel país y en Bahía, en solo dos o tres meses ya llevamos más accidentes que en todo 2016. No tomamos conciencia. Nos gustaría participar más en algunos programas para poder dar nuestro testimonio", finalizó.