Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Las plazas y los juegos: estimular la imaginación

Los especialistas plantean la importancia de crear lugares sin juegos tradicionales, a favor de la creatividad.
Las plazas y los juegos: estimular la imaginación. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

Mario R. Minervino

mminervino@lanueva.com

En 1931, el arquitecto paisajista danés Carl Theodor Sorensen comenzó una tendencia en el diseño de áreas recreativas para niños tras observar cómo jugaban en viejos sitios de construcción y chatarrerías.

Su idea era que las estructuras de juego no contaran con una agenda predeterminada, sino que la creatividad del niño debía tomar protagonismo, de manera que el equipamiento de los parques debía detonar una variedad de posibilidades de acción.

Sorensen planteó la idea de no caer siempre en el uso de los tradicionales juegos de plaza --hamacas, sube y baja, toboganes-- para generar propuestas que en muchos casos son de una simpleza extrema pero que toman un valor trascendente a partir de la creatividad de los niños, capaces de ver en un tronco volcado en el piso un puente que salvar y en un agrupamiento de piedras una montaña por superar.

Con el advenimiento de los juego prefabricadas, los parques comenzaron a seguir un plan predecible: estructuras plásticas y coloridas, considerando con eso satisfecha la necesidad de espacios de juegos.

Más de lo mismo

Nuestra ciudad no fue ajena a esa práctica y pronto algunos paseos se vieron “adornados” por esas estructuras.

De allí que hoy muchos estudiosos del uso de los espacios públicos alientan al desarrollo de la creatividad y la imaginación para generar estructuras que alienten un uso más intensivo.

En México, el Museo Tamayo mostró una retrospectiva de la obra de Isamu Noguchi, artista americano que aplicó su sensibilidad al diseño de áreas de juegos infantiles que podían vivirse de múltiples maneras.

La exploración

Conservar la ambigüedad de los juegos es considerado por los estudiosos importante no sólo desde el punto de vista estético.

Los espacios recreativos deben cumplir un propósito más allá del ocio; deben ser espacios para explorar y subvertir, que exijan la creatividad de sus usuarios y funcionen como escenarios de aprendizaje.

Los avances

En Buenos Aires comienzan a imponerse patios de juegos, sin arena, ni sube y bajas, ni hamacas. Se advierten conjuntos que responden a un diseño novedoso, que promueven territorios de líneas curvas, texturas y colores para explorar, trepar y crear.

Así, es posible encontrar desarrollos y estructuras que buscan estimular la creatividad de los niños, y alentarlos a que elijan y creen sus propios recorridos y modos de interactuar. La respuesta es inmediata y favorable.