Tiene 12 años, es bahiense y se ganó una beca de Ballet
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Laura Gregorietti
lgregorietti@lanueva.com
Lola Evangelista, de 12 años, ya sabe lo que quiere. Y lo decidió a los 6 años cuando empezó a tomar clases de danza clásica en un taller que se dictó en el Espacio La Lechuza: bailar ballet.
Le puso garra, le sumó talento, una dosis de esfuerzo y muchas ganas, y logró a los 11 años algo no muy común para chicas de su edad: ganarse una beca de perfeccionamiento de danza en el Miami City Ballet, en el mes de julio, en Estados Unidos.
Decidida a hacer de la danza una forma de vida, Lola comenzó en 2013 a tomar clases en Bahía Blanca con la profesora Gisella Avale, quien viendo sus cualidades artísticas la llevó por primera vez al concurso de Ballet y Danzas "Danzamérica".
En esa oportunidad Lola obtuvo una mención especial en una variación de repertorio y una medalla de bronce. En el año 2015 continuó su entrenamiento y fue en el año 2016 que la profesora Gisella Avale la preparó en coreografías de solistas y grupales, pero esta vez también le propuso que tomara las clases de danza que eran específicamente para competir en la selección de becas al exterior.
“Lola siempre confió en Gisella y apoyó todas sus propuestas”, cuenta su mamá María Sol Sepúlveda desde Mar del Plata, donde viven desde fines del año pasado por cuestiones laborales de su marido.
“La noche de la entrega de premios de Danzamérica, cuando volvíamos a Bahía en colectivo, inesperadamente sonó el celular de mamá y era Gisella que nos avisaba que me había ganado una beca para tomar clases del 17 a 29 de Julio del 2017 en el Miami City Ballet School y que la Maestra Alice Arja me felicitaba por mis condiciones y a Gisella por su trabajo”, resume Lola.
Desde que Lola vive en Mar del Plata, y por sugerencia de la profesora Gisella Avale, la adolescente continúa su formación artística con la bailarina Magenia Mujica.
“Aunque cada viaje que hacemos a Bahía me voy a tomar clases con Gisella y mi grupo de amigas del estudio”, dice Lola, quien entrena de lunes a sábado, un promedio de dos horas y media diarias.
Si bien admira a muchos bailarines reconocidos, lo que más ama Lola del ballet es bailar. A pesar de ser tímida, su lugar preferido es el escenario.
“Su papá Pablo y yo nos sentimos muy orgullosos de verla día a día desafiar sus metas y estamos muy felices de seguir acompañándola en este camino de la danza”, agregó su madre Sol.
En palabras de Gisella
“Respecto de Lola me gustaría decir que desde que empezó a bailar siempre noté que había nacido para la danza. Además en las clases siempre realizaba todos los pasos correctamente, pero es en el escenario donde veo a Lola bailarina. Es allí donde realmente deja salir todo su potencial.
Es de esas alumnas que en el escenario se agrandan y no se achican. Disfruta mucho de bailar. Por eso mismo en el mes de Mayo viajaremos con sus amigas de danza para bailar, compartir y disfrutar junto a ella en el Teatro Colón de Mar del Plata”.