Murió Néstor Baby Doval: un arquitecto que dejó una huella única

Redacción de La Nueva.

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   Murió ayer en Bahía Blanca el arquitecto Nestor Doval, Baby para quienes tuvieron la dicha de conocerlo y tratarlo.

   Tenía 84 años pero seguía manteniendo su espíritu juvenil, su expresión natural de alegría y su postura de disfrutar la vida en cada uno de sus detalles.  

   Fue un apasionado de la arquitectura, un estudioso de este arte mayor, sabiduría que compartió durante muchos años en las aulas de la Universidad Nacional del Sur.

   Sus condiciones naturales para la docencia lo colocaron en un sitio destacado: ameno para enseñar, didáctico y muy preparado, hablaba de las obras a partir de su estudio pero también de sus viajes, generando una valiosa mezcla entre conocimientos y vivencia.

   Fue uno de los grandes impulsores para que se creara en la universidad la carrera de Arquitectura, siendo uno de los invitados a explicar a los jóvenes interesados los alcances y valores de la misma.

   Hombre de mundo, poseía una notable capacidad de análisis, de comprensión de situaciones, siempre con una palabra y una sugerencia respetuosa y acertada.

   Fue uno de los primeros arquitectos locales en publicar notas en este diario sobre cuestiones patrimoniales, a partir de mostrar las obras de relevancia de la ciudad, explicando con claridad la importancia de su cuidado y preservación.

   Supo trasmitir a sus hijos su amor por la arquitectura, al punto de dos de ellos siguieron sus pasos. Sufrió la muerte de Pablo, en 2011, a sus 49 años de edad, talentoso arquitecto por entonces radicado en Key Biscayne, Florida, que integrara el equipo de ganó el concurso que permitió el desarrollo de Puerto Madero.

   Baby Doval deja, quizá como todo hombre, un vacío muy difícil de llenar. Con su presencia, sin embargo, supo llenar de vida y valores la de muchos que tuvimos la fortuna de tratarlo y conocerlo. La ciudad es ahora un poco más pobre.