Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Después de las olimpíadas, un nuevo Maracanazo

Una puja entre el organizador de los Juegos y la empresa que lo administra derivó en el abandono del estadio.
Después de las olimpíadas, un nuevo Maracanazo. Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Mario R. Minervino

mminervino@lanueva.com

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en Brasil, dejaron su marca y su mensaje. Décadas de desigualdad y decadencia urbana hacían que la ciudad siempre pareciera estar mal preparada para albergar a atletas y aficionados de todo el mundo. Por lo tanto, no sorprende a muchos que los lugares construidos para la ocasión ya se vean abandonados y dañados.

Río está en quiebra después de los Juegos Olímpicos y hasta el Maracaná, el mítico estadio carioca, está pagando esas consecuencias.

Daelcio de Freitas, portavoz de Maracaná SA, empresa que gestiona el lugar, aseguró que las cosas no son tan sombrías. “Hay cosas que se pueden ver dañadas, como la hierba y los asientos. Sin embargo, lo que más nos preocupa es la seguridad, como el techo del estadio, no estén comprometidas”.

Histórico

El Maracaná sigue siendo un lugar de atracción para miles de turistas, pero el panorama que presenta es desalentador. El césped no se riega y empieza a amarillear, hay restos de escombros, asientos arrancados y muebles.

El abandono del campo del fútbol reside en el conflicto entre dos empresas que intercambian acusaciones: por un lado, el Comité Río 2016, responsable por la organización de los Juegos y, por el otro, la administradora del estadio, Maracaná SA, empresa de la constructora Odebrecht, protagonista del mayor escándalo de corrupción de Brasil.

El conflicto comenzó cuando Odebrecht cedió el estadio a Río 2016, para la celebración de los Juegos bajo la condición de devolverlo en las mismas condiciones. El acuerdo no se cumplió y la empresa se niega a aceptarlo sin las reparaciones.

La lista contempla desde el cambio de ventanas, la reposición de muebles y certificados técnicos que demuestren el desgaste de la cobertura del campo tras el espectáculo pirotécnico de las ceremonias. “En la Copa del Mundo hubo una quema de fuegos y la FIFA tuvo que compensarnos porque la cobertura perdió vida útil.

El Comité Rio 2016, por su parte, reconoce que incumplió el plazo para hacer las reparaciones acordadas.

Pero además hay otra historia. Cuando Odebrecht asumió el Maracaná pretendía convertirlo en un complejo deportivo, con centro comercial y tiendas. Pero el Gobierno, presionado por movimientos sociales que se oponían a la demolición, canceló los acuerdos.

Lo cierto es que los Juegos han terminado hace tiempo y la mayoría de las obras está en estado de abandono. El Maracaná, entre tanto, va camino a estarlo.