Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El Pompidou celebra sus 40 años con todo esplendor

Inaugurado en 1977 en pleno corazón de París, el edificio, de aspecto industrial, se ha ganado su lugar.
El Pompidou celebra sus 40 años con todo esplendor. Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Mario Minervino

mminervino@lanueva.com

El último día de enero de 1977 el presidente francés Valéry Giscard d'Estaing inauguraba en pleno corazón de París un nuevo centro de arte: el Pompidou, obra ideada por su antecesor, Georges Ponpidou.

A 40 años de esa fecha, el edificio ha logrado mantener su pisada firme sobre la histórica zona de Les Halles y ha dejado atrás cualquier sombra de crítica negativa, reconocido como uno de los puntales de la arquitectura del siglo XX.

El Pompidou celebra sus cuatro décadas con obras de restauración con una inversión de 110 millones de dólares. La plaza en su frente sigue reuniendo a jóvenes sobre el pavimento para simplemente estar frente al edificio.

La obra

El Pompidou es el resultado de uno de los concursos más exitosos de la historia, con 681 trabajos presentados por estudios de 49 países. Renzo Piano y Richard Rogers, jóvenes treinteañeros, participaron del concurso sin ninguna expectativa y con una propuesta que les sirvió más como una aventura personal que como una obra pensada para ser construida. Sin embargo, el jurado sintió que la idea era desafiante, conmovedora, “una obra extraordinaria, donde la efervescencia del 68 parisino se entreteje con la creatividad técnica para levantar un emblema de un tiempo agitado”, según define hoy un especialista.

El aspecto del edificio poco tenía que ver con la tradición de París con la piedra color miel. Esta era una caja metálica, vidriada. Una “fábrica del arte”, pura tecnología a la vista --su existencia dio lugar del nacimiento del high tech--, que luce sin pudores sus instalaciones en colores azul, verde y amarillo (los servicios), además del rojo para ascensores y escaleras.

Dos frentes

La fachada del Pompidou es tranquila. Vidrio, estructura metálica blanca y la escalera recorriendo su frente. El contrafrente es un festival de colores, cañerías, estructura, escaleras y asensores. Su estética tiene tan poco que ver con los edificios circundantes que desde esa oposición, equilibrada, surge una convivencia sana.

Las bases del concurso pedían “un centro consagrado a la lectura, el arte y la creación contemporánea”. Luego de varias semanas, el jurado, integrado por nueve miembros -cinco arquitectos, el resto curadores, ensayistas e historiadores del arte- tenía un veredicto, con ocho votos a favor. Teniendo en cuenta el proyecto por el cual se inclinaron, resulta de gran mérito respaldar una propuesta radical e innovadora. El arquitecto y constructor Jean Prouvé -presidente del jurado- fue el principal defensor del proyecto. Para convencer al resto tuvo el apoyo del arquitecto norteamericano Philip Johnson y el visto bueno del brasileño Oscar Niemeyer.

El diario “Le Fígaro” mencionó que París tenía “su propio monstruo”. A pesar de tener “oponentes” como la torre Eiffel, el Louvre o Versalles, el Pompidou está entre los lugares más visitados de París, con 9 millones de visitantes por año.

Su colección permanente, unas 100 mil obras, es fantástica. El edificio es, sin embargo, la más caracterizada y admirada. No es poco, 40 años después.