Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

Servicio penitenciario: "Ahora tenemos el control", dijo el ministro de Justicia bonaerense

Ferrari consideró positiva la intervención de la institución. No hay certezas sobre la alcaidía.
Foto: Sebastián Cortés-La Nueva. / “Uno se encuentra con costumbres enquistadas”", sostuvo el ministro de Justicia respecto a la situación encontrada al comenzar a auditar las cárceles.

Pablo A. Pascual

ppascual@lanueva.com

El ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires calificó como una acción positiva, tendiente a terminar con comportamientos que estaban enquistados, la decisión de la gobernadora María Eugenia Vidal de descabezar la cúpula del Servicio Penitenciario Bonaerense e intervenir la institución.

Gustavo Ferrari, quien en las últimas horas pasó por nuestra ciudad para mantener reuniones con magistrados e intendentes de la zona y presidir una jornada de juicios por jurados, afirmó que “ahora tenemos el control” de las cárceles.

“La evaluación es muy positiva, en el sentido que ha sido una gran decisión de la gobernadora intervenir en un ámbito donde no se lo había hecho nunca”, continuó.

El 24 de octubre pasado, la mandataria provincial le pidió la renuncia al titular del SPB, Fernando Díaz, y a toda la cúpula de ese organismo.

“Esto no es una purga, es una decisión de casi intervención dentro del Servicio Penitenciario. No solamente se desplazó al jefe, sino a los diez efectivos que formaban parte de la jefatura y a 132 personas que se suman a las más de 100 que teníamos separadas por distintos tipos de penas o sanciones”.

Durante una entrevista exclusiva con “La Nueva.”, Ferrari explicó que se formó un grupo para evaluar el desempeño de los responsables y otro dedicado a la auditoría y control de gestión.

“Es gente del ministerio que se va a encargar de evaluar la situación de todos los jefes que están en comisión, con una jefatura precaria y debe ser confirmada a lo largo del tiempo”.

Reiteró que la situación es “una toma de control en la que, de pronto, estamos ingresando en lugares donde lo hace un ministro por primera vez”.

-¿Con qué situación se encontraron?

-Con costumbres enquistadas. Todo se administraba dentro de la misma jefatura, las horas extras o las horas cátedra. Son décadas de manejarse de la misma manera. Después están las grandes corruptelas, que son aquellas que devienen del cuanto peor mejor.

“Ahora entro en las cárceles de otra manera, vemos que las cosas que mandamos se hacen y logran. Ahora tenemos el control”, agregó.

-¿Cómo se termina con toda esa situación?

-Para eso se estableció un sistema de control sobre la corrupción. Tenemos auditorías móviles en las cárceles para monitorear distintas cuestiones. Esto no va a cambiar de un día para el otro o en tres años vamos a recuperar más de cien de abandono.

-La decisión, además del relevamiento de la cúpula, apunta al tratamiento del detenido...

-Uno de los elementos más importantes es el envío a la legislatura de un nuevo estatuto del personal penitenciario, que hoy está regido por una ley de 1981. La modernizamos, democratizamos y transparentamos. Le agregamos elementos de derechos humanos, cambiamos el sistema educativo y, entre otras cosas, separamos asistencia y tratamiento de seguridad, que es una decisión muy moderna. Es todo un cambio muy importante y, sobre todo, una decisión tomada respecto de lo que sí podemos cambiar, que es mejorar el trabajo y la educación en las cárceles.

-¿Y respecto de la cantidad de detenidos en cada unidad?

-¿Puedo decir responsablemente que la sobrepoblación la vamos a resolver en estos tres años? Siendo responsable no lo puedo decir, porque hace 15 años que no se construye una cárcel grande en la provincia y tengo algunas de 1877. Pedirnos en tres años que podamos recuperar cárceles de hace 140 es imposible. En estos momentos estoy pensando si dedico el presupuesto a construir nuevos penales o a ampliar y reacondicionar los que tengo.

-El índice de reincidencia es importante.

-Actualmente casi el 50% reingresa. Eso quiere decir que muchos más son los que cometen delitos, porque los que vuelven al Servicio Penitenciario son los que logran capturar. Siempre digo que hoy la cárcel es un intervalo entre dos delitos.

-En nuestra ciudad ordenaron trasladar a detenidos que estaban hacinados en una comisaría. ¿Cómo se soluciona esa problemática?

-En la coyuntura hay que resolver el traslado y en el mediano plazo pienso en soluciones alternativas. Es un tema que tenemos que solucionar. La postura de esta gobernación y de este ministerio no es la opción de liberar para descomprimir. Vamos a buscar lugares alternativos, estamos trabajando para eso, y tenemos que, en todo caso, pedir a la justicia la comprensión respecto de cumplimientos posibles.

Un tema que trajo controversia

   Si bien desde la comuna se confirmó tiempo atrás la decisión de construir una alcaidía en la ciudad y la preselección de predios, entre ellos uno ubicado en la zona del Hospital Penna, lo que despertó el rechazó de los vecinos, el ministro de Justicia provincial dijo que aún no hay nada definido al respecto.

   “Tenemos una estimación en el presupuesto respecto a la construcción de alcaidías, pero no tenemos determinado los lugares donde se vayan a hacer”, afirmó Ferrari.

   Dijo que “vamos a ver con el mapa de situación, la cantidad de gente encarcelada y cuáles son los más importantes, porque, además, tenemos los recursos limitados.

   “No está resuelto que vaya a haber una alcaidía en ningún lado. Es muy probable que aquellos que pienses que la van a tener no la tengan y que los que no la terminen teniendo”.

   Por último, el funcionario aseguró que “quiero encontrar soluciones alternativas a los calabozos, porque la policía tiene que estar en la calle y no cuidando presos”.

“No estamos en Finlandia”

 Situación. “Hay que realizar una gran mesa de consenso, en la que hay que sentar a jueces, fiscales, las fuerzas políticas, la policía, organismos y hacer una composición de lugar. No estamos en Finlandia. Se piden, se resuelven y ordenan conductas y comportamientos como si viviéramos en ese país”, consideró Ferrari.

 Entendimiento. El ministro agregó que “por momentos perdemos esa especie de adaptación a la realidad y de entender dónde estamos. Pedimos comportamientos que corresponden a otro país. También noto que a veces hay personas que le tiran el problema a otro. Me gustaría decirles que no me pidan algo que es de cumplimiento imposible y lo saben. Hay que sentarse y ver la manera de hacerlo, porque terminamos perjudicando gente”.