Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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El tratamiento del cálculo renal se basa en su tamaño, tipo y ubicación

Beber más cantidad de líquido e ingerir algunos medicamentos puede ayudar a eliminar los más chicos. En el caso de los más grandes, suele ser más complicado.
El tratamiento del cálculo renal se basa en su tamaño, tipo y ubicación. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

El título de este artículo es muy claro en la consideración de esta afección.

Beber más líquidos y tomar medicamentos puede ser todo lo necesario para algunos cálculos pequeños.

No obstante, cuando los cálculos son más grandes, es posible que se requiera otra solución.

El dolor relacionado con los cálculos renales normalmente es producto de los espasmos desencadenados por el atasco del cálculo en el uréter, sumado a la presión sobre el riñón, debido a la acumulación de orina.

Según un informe de la Mayo Clinic, los cálculos renales se forman por minerales y sales ácidas.

Aproximadamente el 85 por ciento de los cálculos renales son de calcio, normalmente de oxalato de calcio.

Son menos comunes los cálculos de ácido úrico, de estruvita y de cistina.

Los médicos se valen de un examen de sangre y de orina para descubrir qué tipo de cálculos están presentes.

Si su cálculo renal ya salió, un análisis de laboratorio también puede revelar su composición.

Muchos cálculos de ácido úrico y de cistina pueden disolverse con la administración de medicamentos y la ingesta de más líquidos, pero los cálculos de calcio son diferentes porque no se disuelven y tienen que atravesar por el sistema urinario o ser extraídos.

Beber más cantidad de agua puede ayudar a lavar el sistema urinario.

Eso hace más fácil sacar el cálculo.

Lo medicamentos que relajan los músculos del uréter, o sea el conducto que conecta el riñón con la vejiga, también pueden ayudar a sacar el cálculo más rápido y con menos dolor.

Los cálculos renales suelen ser muy dolorosos, debido a muchas razones.

Primero: que el uréter es pequeño e inflexible, por lo que no puede estirarse para alojar un cálculo.

Segundo, cuando un cálculo entra en el uréter, la reacción de este es de oprimir el cálculo en su intento por sacarlo y esos espasmos pueden derivar en mucho más dolor.

Tercero, cuando el cálculo obstruye el uréter, la orina se acumula en el riñón, lo que ejerce presión sobre ese órgano.

La gente suele describir al dolor por los cálculos renales como un dolor en el costado que empieza debajo de la caja torácica y desciende hacia los testículos en los hombres o hasta los labios genitales en las mujeres.

A fin de aliviar el dolor de quien espera que salga el cálculo, los proveedores de atención médica generalmente recomiendan analgésicos de venta libre, aunque, a veces, secretan narcóticos.

Los cálculos que son muy grandes para atravesar el tracto urinario por sí solos o aquellos que ocasionan problemas, por ejemplo, de sangrado, daño renal o infecciones de las vías urinarias, normalmente requieren un tratamiento más invasivo.

Un procedimiento capaz de descomponer un cálculo renal se llama litotripsia extracorpórea con onda de choque y emplea ondas de sonido para crear fuertes vibraciones que descomponen los cálculos en pedazos diminutos.

Esos pedacitos luego salen del cuerpo por la orina.

Otra alternativa para extraer un cálculo del uréter o del riñón es un procedimiento en el cual una fina sonda iluminada y equipada con una cámara, llamada ureteroscopio, se introduce por la uretra y la vejiga hasta el uréter.

Una vez que se localiza el cálculo, con instrumentos especiales se lo pueden atrapar o descomponer en pedazos que salgan por la orina.

Cuando un cálculo es particularmente grande, puede ser necesaria una cirugía de mínima invasión.

El procedimiento llamado nefrolitotomía percutánea, implica extraer quirúrgicamente un cálculo renal con telescopios e instrumentos pequeños introducidos a través de una incisión de un centímetro en la espalda.

El informe de la Mayo Clinic, de Rochester, Minnesota, Estados Unidos, asegura, también, que en muchos casos, realizar cambios en la alimentación, aumentar la ingesta de líquidos y, a veces, tomar medicamentos, puede ayudar a reducir el riesgo de llegar a tener cálculos renales.