Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Jubilaciones inmorales

Sumas millonarias por un trabajo de pocos años en un país de pobres.

La ex presidente Cristina Fernández cobró el último mes $ 9.448.101 de bolsillo, por la suma de su asignación vitalicia por haber ocupado ese cargo más la pensión como viuda de Néstor Kirchner, otro ex presidente.

En bruto, la ex mandataria tiene una jubilación de $ 8.107.506,01 y una pensión de $ 6.441.330,37. Es decir que Cristina recibe una jubilación de 60 veces el monto mínimo de cualquier jubilado.

Este doble cobro tiene abierta una causa judicial que espera el pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia y a la espera de una resolución del congreso para la derogación de la ley que establece estos montos.

Claro que el de Cristina no es el único caso que impacta. A Mauricio Macri, por haber sido presidente cuatro años, se le liquidó este mes una asignación de bolsillo de $ 4.958.645,09. Para quien fue su vicepresidenta, Gabriela Michetti, el monto en mano fue de $ 3.889.383,02.

La lista incluye además a dos ex vicepresidentes: Julio Cobos ($ 3.861.462,76) y Amado Boudou, condenado por la Justicia por delitos e inhabilitado para ejercer cargos públicos, $ 3.470.281,01.

Pero si se quiere llegar a una mayor sensación de asombro, quien también cobra una jubilación de privilegio es Adolfo Rodríguez Saá. Por haber sido presidente ¡una semana! cobra en mano $ 4.807.391,73.

María Estela Martínez, ex presidenta y viuda del ex presidente Juan Domingo Perón, recibe $ 3.342.418,24 en mano. Y hay más: Bety Andrés, viuda de Roberto Levingston, presidente de facto 1970-1971 recibe $ 4.247.554,45, Inés Pertiné viuda de De la Rúa, 3.767.211,55 y Zulema Yoma viuda de Menem, $ 4.240.974,43.

Sin dudas los números son completamente irracionales en relación con lo que percibe hoy cualquier jubilado. Se puede entender que haber sido presidente o vice es un cargo relevante, pero tener semejante privilegio suena a un verdadero despropósito.

No se trata además que cuanto significa como ahorro al Estado considerar una baja de esos pagos. Es una cuestión moral, de respeto a quienes con sus impuestos y trabajo sostienen el sistema jubilatorio y a un ejemplo que debieran dar quienes se desgarran hablando de los jubilados y prometiendo una y otra vez mejorar su situación.