Bahía Blanca | Viernes, 03 de mayo

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Una de las maravillas arquitectónicas de la zona, camino a su centenario

La parroquia San José Obrero es uno de los templos católicos más grandes de la provincia de Buenos Aires. Ubicado en Pueblo San José, desde la Fundación Raíces intentan preservar la historia de su construcción como así también la fe de los pueblos alemanes.

Fotos: Agencia Coronel Suárez

La iglesia San José Obrero se erige imponente en el corazón de pueblo San José, la segunda colonia alemana ubicada en el partido de Coronel Suárez. Es sinónimo de orgullo y de identidad para los habitantes de este pueblo de la provincia.

El templo es considerado una de los más bellos de la provincia de Buenos Aires, y también es una de las más grandes.

El edificio de ladrillo puede verse desde la ruta provincial 85 por sus grandes torres de 50 metros de altura, cada una con una cruz en lo alto. Tiene 53 metros de largo y 20 de ancho. La nave central tiene una capacidad para 600 personas, que puede alcanzar la cifra de 800 si se tienen en cuenta los sectores los laterales.

Próximo a cumplir un siglo de vida, su construcción comenzó a construirse en el año 1927. Su interior maravilla a propios y extraños con sus vitrales europeos, su ornamentación y con las pinturas escondidas, pero también por tener una historia de sacrificios y profunda fe religiosa de aquellos que aportaron para hacerla realidad.

La comunidad de ese entonces, en su gran mayoría agricultores que llegaban huyendo de la hambruna de Rusia –luego de estar muchos años exiliados de Alemania- profesaban una profunda fe religiosa, y es por ello que destinaron gran cantidad de dinero para construir en tiempo récord este gran templo y substituir la pequeña iglesia que existía hasta ese momento.

Hermosas pinturas decoran los techos y las columnas, en las que se pueden observar rostros ocultos, como el de Jesús y el del cura párroco de ese entonces. También hay un nombre de mujer y hasta una dedicatoria del pintor, que estaba enamorado de una joven habitante de pueblo San José, cuyo amor no pudo concretarse por la negativa de los padres de la muchacha.

La obra pictórica se llevó a cabo entre los años 1936 y 1937. La nave central cuenta con 14 estaciones del vía crucis, de 1,20 metros de altura, talladas en madera y con las leyendas escritas en alemán, donadas por familias alemanas.

También hay dos imágenes en el altar ubicado sobre el lateral derecho, que obtuvieran el primer premio de una exposición de Portugal del año 1924, talladas en madera con gran realismo.

Ana Inés Schwindt, vecina de pueblo San José y colaboradora de la Fundación Raíces, comentó que la iglesia tiene 71 vitrales traídos de Europa, cada uno con la firma de la familia que aportó para importarlos. Los altares son de mármol, obra del Taller Mahlknecht de los hermanos alemanes Leo, Vigil y Augusto, el mismo equipo que trabajó en la Catedral de La Plata. El templo fue diseñado por Juan Beckert y construido bajo la dirección de Juan Shcarle.

“Hace unos años que estamos fomentando lo que tenemos en pueblo San José. El grupo de Fundación Raíces trabaja para recuperar nuestros orígenes y saber, por ejemplo, que hubo gente que donó mucho dinero para tener un lugar donde rezar a Dios para que los alejara de las penurias vividas. En aquel entonces, el vecino José Walter donó para el altar lo que hoy en día serían 300 hectáreas de campo”, dijo.

Además, mencionó que “la Iglesia está conservada y las pinturas están intactas, pero hay que hacerle trabajos de restauración”.

“Contamos siempre que quienes no tenían recursos económicos para dar, ponían la mano de obra. Cuando anunciaron que se iba a construir el templo, al día siguiente había 50 personas de la comunidad cavando los cimientos”, afirmó.

Los párrocos que ha tenido la Iglesia también han aportado para conservarla o hacerle alguna modificación.

En 1987, la iglesia sufrió un robo importante: aunque más que valor económico, lo que se llevaron los delincuentes tiene que ver con la historia y los antepasados de los vecinos de pueblo San José.

Las visitas guiadas a este histórico templo son organizadas por la Fundación Raíces siempre en el marco de alguna celebración. La última fue por el 137° aniversario de pueblo San José, y próximamente habrá otra por las Kerb de la segunda colonia alemana suarense.

El misterio de la cápsula del tiempo

 

Fundado el 13 de abril de 1887 por 15 familias llegadas de la zona del Volga, Pueblo San José, también conocido como Colonia 2, está ubicado unos 5 kilómetros de Coronel Suárez Esta es la tercera iglesia que tuvo la colonia San José, ya que a medida que las otras iban quedando chicas, la comunidad proyectaba y construía otras.

La piedra fundamental, con el número 1.927 –en referencia al año de construcción- se encuentra colocada bajo una de las dos torres. Sin embargo, ese lugar alberga también otro secreto: una cápsula del tiempo, ubicada sobre el frente interior del edificio.

La iniciativa corrió por parte de los propios constructores del templo, que no eran otros que vecinos de la colonia e incluso familiares de sus fundadores.

El misterio de su contenido recién se desvelará dentro de 3 años, cuando el histórico edificio cumpla el siglo de vida. Por el momento, son todas conjeturas sobre cuál es el contenido: prendas de vestir, elementos de aquella época y herramientas forman parte de las hipótesis. Tampoco se descarta la presencia de objetos de valor, además de cartas o dibujos.

 

Los tres templos de San José

 

La primera parroquia de pueblo San José fue construida sobre el final de la década de 1880, por reclamo de la población, un año después de la fundación del pueblo. Los terrenos donde se erigió fueron cedidos por la compañía La Curamalán.

Así fue como se levantó el primer templo, completamente en madera, con 15 metros de largo por 6 de ancho. Su sacerdote era Luis Servet, quien viajaba desde Colonia Hinojo (partido de Olavarría) hacia esta población para ofrecer el servicio litúrgico.

Sobre fin del Siglo XIX, debido al crecimiento de la población, alrededor de la primera capilla de madera de pueblos San José, se construyó un segundo templo y, una vez finalizado, se derribó el que había quedado en material.

Esa nueva iglesia fue edificada de material y tenía 38 metros de largo por 12 de ancho y tenía cuatro coloridos vitrales franceses en sus muros.

Sin embargo, a los pocos años y debido al crecimiento de la feligresía, comenzó a plantearse la necesidad de contar con un templo de mayor tamaño, aunque hubo que esperar a 1927 para que el proyecto comenzara a concretarse. Todo el dinero llegó de los bolsillos de los vecinos.

Años después, en la Semana Santa de 1930 se instalaban las cruces en las dos torres del templo y, como ya había ocurrido con la primera capilla, dos días después comenzó el derrumbe del segundo templo. Esto último tardó una semana. (Agencia Coronel Suárez)