Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Existe una alternativa para el trigo de calidad inferior

Los granos no aptos para la industria molinera contribuyen a una mayor suplementación en vacunos.
Ingenieros agrónomos Sebastián Orionte y Josefina Marinissen, investigadores sobre nutrición ganadera del INTA Ascasubi. / Foto: Prensa INTA.

Guillermo D. Rueda

grueda@lanueva.com

   “En la Argentina, la baja calidad del trigo cosechado en la campaña 2014/2015 compromete las condiciones para su comercialización. Además, se ha observado un alto porcentaje de granos panza blanca (bajo contenido proteico) que, en algunos casos, se encuentran por fuera de lo admitido en las normas de comercialización”, dijo la ingeniera agrónoma Msc. Josefina Marinissen, investigadora del INTA Ascasubi.

   “Dado que la relación actual de precios entre el grano y la carne bovina es favorable para esta última, una opción sería agregarle valor al trigo transformándolo en carne”, agregó.

   El grano de trigo se caracteriza por poseer un elevado contenido energético: entre 3,0 y 3,5 Mcal EM con gran degradabilidad ruminal, alrededor del 90% (exigiendo una adaptación más controlada del consumo respecto de otros cereales) y un contenido proteico que, normalmente, ronda el 11,5% dependiendo del manejo del cultivo y la condición ambiental.

Las dietas pueden variar en función del tipo de alimento empleado por cada productor. / Foto: Archivo La Nueva.

   “Para aprovechar esta energía, fácilmente disponible a nivel ruminal, es fundamental acompañarla con una fuente proteica adecuada”, acotó el ingeniero agrónomo Msc. Sebastián Orionte, del INTA Ascasubi.

   “Se describen algunas alternativas de raciones con granos de trigo de bajo contenido proteico, para la suplementación de hacienda vacuna en distintas categorías y momentos fisiológicos, considerando un manejo típico de la zona”, comentó Orionte, acerca de los trabajos disponibles para el productor en el organismo.

   Los cálculos fueron efectuados considerando granos de trigo no aptos para la industria molinera, además de otros recursos alimenticios disponibles en la región del sudoeste bonaerense.

   “Desde la parición, y durante el servicio, se recomienda mejorar el valor nutritivo de la dieta, dado que deben cubrirse los requerimientos para la producción de leche y los relacionados a la reproducción”, sostuvo Marinissen.

   “En este caso una opción podría ser incorporar, junto al pastoreo del pasto llorón, un recurso forrajero estacional (verde) que ofrezca proteína. También pueden ser concentrados proteicos como pellet de girasol, raicillas de cebada y soja, variando el costo de la dieta”, explicó.

   “En este caso, además del grano de trigo, se considera el pastoreo de avena—vicia con el objetivo de incrementar la concentración proteica de la dieta, lo cual no sólo tiene como finalidad ofrecer la proteína como nutriente, sino que permite el consumo y el aprovechamiento de los forrajes de baja calidad (pasto llorón diferido o semejante). Este concepto es aplicable a cualquier categoría animal indistintamente del momento fisiológico”, manifestó Orionte.

   En el caso de animales en terminación se plantea un manejo a corral (últimos 20– 30 kilos), con la meta de evaluar una dieta de alta productividad con grano.

   “La utilización del pellet de girasol puede disminuirse incorporando 35% de grano de avena (3,8 kilos), más 30% grano de trigo y sóo 5% de pellet de girasol (0,5 kilos), manteniendo el mismo valor nutritivo total de la dieta y, en consecuencia, la misma ganancia de peso”, contó Marinissen, al tiempo que agregó que las dietas ejemplificadas son orientativas y no deben ser tomadas como recetas.