Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Un caso del patrimonio

Inversores particulares han presentado al departamento ejecutivo su idea de conformar un fideicomiso para levantar una torre de 22 pisos en la esquina de la avenida Colón y Brown, donde se ubica un edificio inventariado como bien de valor histórico, cultural y arquitectónico.

La propuesta apunta a cumplir con varias premisas. Por un lado la voluntad de mantener al edificio histórico, por otro desarrollar un emprendimiento inmobiliario que, a juicio de los inversores, permita la adquisición de la esquina y, por último, generar la construcción de un hotel boutique, especialmente diseñado para adultos mayores.

El inmueble, construido en 1909 por la compañía de Seguros La Previsora, adquirido luego por la empresa del Buenos Aires al Pacífico, tuvo como uso original el de servir como hotel, considerado “el más lujoso de Sudamérica”.

Fue el Sudamericano, luego el Atlántico y, en su última etapa, el Ocean. Cerró esa etapa en la década del 70. Es interesante indicar que además de este uso, su planta baja siempre fue ocupada por locales comerciales y gastronómicos.

Antes de ser inventariado como bien patrimonial, en 1992, el edificio sufrió cambios sustanciales, al ser reconvertido en un Centro de Compras, que incluyó una completa remodelación, la cual puso punto final a su organización original hotelera.

Vale decir que el lugar ya ha resignado su uso original. Ya no está con condiciones de ser testimonio de esa propuesta. Queda su fachada, casi como una gran caja vacía, lo cual le permite asumir nuevos usos o destinos. Desde el punto de vista artístico-arquitectónico es una obra interesante.

La otra realidad que no puede ignorarse es que los propietarios del bien tienen dificultades para comercializar la propiedad, la cual está desocupada hace una década. El resultado: un edificio sin uso y sin mantenimiento, camino a la degradación y la ruina.

Por eso la propuesta de erigir una torre que emerge del edificio merece ser atendida y analizada. Con sus pro y contras. Por entendidos y vecinos, por políticos e inversores, por comerciantes y paseantes. Es una iniciativa para una ciudad que es de todos y que, carente de un plan integral de cuidado de su patrimonio, suele poner el grito en el cielo por casos aislados como este.