Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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Y un día te cambian hasta el nombre

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Días pasados el vocero presidencial Manuel Adorni, fiel a su estilo monocorde y hasta disfrutando lo que comunicaba, anunció: “Se ha decidido finalmente cambiarle el nombre al Centro Cultural Néstor Kirchner (CCK), así que dejará de llamarse como tal y efectivamente se le dará paso a un nuevo nombre”. 

De esta manera el Gobierno Nacional establece que el emblemático espacio, insignia de la gestión kirchnerista, dejará de llevar el nombre en honor al expresidente Néstor Kirchner.

No es la primera vez que sucede, pues otros ya han fantaseado con rebautizar al ex Correo. En 2017, Mauricio Macri intentó hacerlo y generó gran repercusión. Actualmente, ante este nuevo anuncio, rápidamente las redes sociales se llenaron de opiniones al respecto y como es habitual en esta tema también hay grieta.

Bahía Blanca no queda ajena en esta cuestión de cambiar los nombres. En julio de 2021 se lanzó una encuesta virtual para rebautizar al   Parque Campaña del Desierto y la votación la ganó la propuesta que renombraba a dicho espacio con el impulsor de la campaña, es decir Julio Argentino Roca, el cambio no se concretó y el proyecto seguramente descansa en un cajón.

¿Cuál es el impacto psicológico cuando algo es renombrado?

En el poema “El Golem”, Borges expresa que “el nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de ‘rosa’ está la rosa y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’”. Es decir, hay una relación natural entre cada palabra y lo que ella representa. Tanto el nombre propio, como los nombres con que se designan edificios o calles son una forma de referenciar una existencia, pues un nombre se asocia inmediatamente con el destinatario.

Nombrar, bautizar, darle el nombre a algo o alguien, no es un hecho intrascendente, por el contrario, a partir de un nombre hay cadenas de significaciones, siempre remite a una inscripción dentro de un entrabado cultural, social, político, comunitario, histórico.

¿Te preguntaste alguna cuál fue el motivo por el cual llevás tu nombre? Te aseguro que las respuestas pueden sorprenderte.

Tanto el nombre de una persona, de un edificio o hasta de una mascota, siempre está ligado a significados y sentidos, pues es una marca, una designación que acompañará el devenir, aun cuando se usen derivaciones, sobrenombres o se reniegue de él, siempre hay historicidad y significado.

Un nombre trae consigo una expresión de deseo, establece relaciones y lugares dentro de las redes vinculares y sociales. Para el Psicoanálisis un nombre es algo así como una estampilla de origen, pues otorga existencia antes del nacimiento.

Tal vez no coincidas con que el emblemático edifico se deba llamar Centro Cultural Kirchner, pero no caben dudas de que el objetivo en este tipo de prácticas está relacionado con borrar una huella, con una necesidad de eliminar procesos históricos y creencias. 

Tal vez no coincidas con que el emblemático edificio se deba llamar Centro Cultural Kirchner, pero más allá de todo lo que simboliza la intención de cambiar de nombre, no caben dudas que hay otras prioridades que atender, otras urgencias a las que dar respuestas y otras situaciones que demandan intervenciones urgentes.